LVI Hoy como ayer, mañana como hoy, ¡y siempre igual! Un cielo gris, horizonte eterno y andar... andar. Moviéndose a compás como una estúpida máquina el corazón: la torpe inteligencia del cerebro dormida en un rincón. El alma, que ambiciona un paraíso, buscándole sin fe; fatiga sin objeto, ola que rueda ignorando por qué. Voz incesante con el mismo tono canta el mismo...